Vida de casada

Como una argolla puede cambiar tu existencia

jueves, noviembre 10, 2005

A veces es dificil



Debo reconocer que soy una mujer bien feliz. He pasado por cosas que toda mujer casada debe pasar, lo importante es siempre estar ahí, acompañando al marido, tratar de ser un apoyo en lo que más sea. Trato de ser buena esposa y madre, pero a veces esas dos labores chocan con tratar de seguir siendo una mujer con amplios intereses. Con el Cristian nos llevamos la raja, tenemos harta confianza, aunque igual hay cosas que no puedo contarle, porque para eso están las amigas.
Pero ahí está lo difícil. Yo soy una mujer a la que le gusta desahogarse, contar todas las cosas para evitar los problemas de sentirse atorada. El problema conmigo es que acá en Quilpué no tengo amigas, o sea, está la Pachi, pero entre su trabajo y su hija, no tiene mucho tiempo para dedicarle a nuestra amistad, aunque sé que ella está siempre acá.
Hecho de menos a mis amigas, tenerlas cerca, a la mano cuando uno quiera. Pero no basta una conversación telefónica, es más rico sentarse a tomarse un café o un traguito y conversar, contrar, desinflarse de copuchas y problemas.
Hoy, por ejemplo, tenía alguans cosas para contarle al Cristian, pero él estaba cansado y no me pescó, a pesar del esfuerzo de preguntarme en qué pensaba, pero se le notaba que no tenía ganas de conversar.
Se que me ama mucho, que Carlitos y yo somos lo más importante para él, bueno, también ellos lo son para mi, pero en momentos de hueonaje, siento que a veces no se interesa mucho en saber cosas mias, sabe que hay cosas que me cargan, pero no sé, me gustaría que fuera más amigo en algunas ocasiones, como mis amigas que dejé en Santiago.
Hoy me llamó la Tamarys, pero no pudimos conversar mucho, se le acabaron las monedas y no pude llamarla a la cabina desde donde me estaba llamando, me hubiese gustado contarle cosas mias, pero no pudimos no más, me prometió que iba a tratar de venir. Ojalá que así sea, aunque la pobre igual está pasando por algunos problemas y con la Isi, su hija, le cuesta viajar.
La Caroline la veo una vez al mes, hemos conversado, algo le he podido contar, pero no puedo llegar y llamarla, pues tiene al Alvarito, que es un bebé como Carlitos y está ocupada y sólo nos podemos juntar a conversar bien cuando viene. AUnque se nos ocurre juntarnos con maridos y no podemos hablar bien.
Mis otras amigas, como la Icha o la Andrea no las veo casi nunca ...
Pa qué hablar de la Marcela Paz, que no sé en qué parada anda. Ni llama, está en otra, ahora que se casó y tiene que ir a trabajar, con dos cabros chicos, el tiempo ni le alcanza, aunque no sé si habrán otras cosas más por ahí que no quiere contar.
Parece que me tendré que hacerme amiga de mi blog, porque es el único que me escucha. A ver si alguien me lee ahora.
A veces me siento sola, pero no sola físicamente, sino que no tengo una amiga con quien compartir las cosas de amigas, que no es lo mismo que un marido.
Extraño mucho cuando con las chicas de CyT nos juntábamos a tomarnos un copetín y conversábamos de puras hueás...
Bueno, ya no sé qué más contar. Escribir estas palabras me sirvió para desatorarme. Aunque hay algunas cosas que no me atrevo a contar, bueno, uno siempre tiene que guardarse algo.
Tal vez le pueda contar a Carlitos, él no cacha lo que le digo, pero al menos es un ser humano, que puede ser algún día mi amigo.

Salu2

1 Comments:

At 2:37 p. m., Anonymous Anónimo said...

oye hueona, como que no sabis donde ando parada, bueno es verdad hemos dejado de hablar como antes...me puse hueona con el matrimonio, voy pa quilpué pa las elecciones, y en auto asi que podremos copuchar, la lata es que me quedo en villa alemana y ahi es mas dificil salir, pero con el auto me arrancaré.

Quiero que sepas que te quiero mucho y extraño esos consejos tuyos..no vemos...

Me encantó tu blog.

 

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