Vida de casada

Como una argolla puede cambiar tu existencia

jueves, febrero 23, 2006

De Vaca .... ciones!!!


Las vacaciones ya se fueron. Estuvimos en Quintero, lleno de flaites como dicen los lolos de ahora. Nos alojamos en un hotel que tiene el diario en ese balneario, piolita, familiar, relajado. Buena comida, ricos tragos, gente amable.
Con el Cristian y Carlitos partimos a veranear con mi mamá y mi abuela. Suena freak, pero ellas son buenaonda.
Estuvimos una semanita tirados de guata al sol en las distintas playas del litoral. No se salvó de nuestro quitasol Maitencillo, Horcón, Ritoque.
Aunque el presupuesto no fue muy extenso, nos pegamos una rica comilona en Horcón, con hartos mariscos. Lo mismo puedo decir con el copete, donde el barman del hotel hacía unos tragos macanudos.
Un punto negro: bajo el hotel, en la playa todas las noches llegaban a tocar guitarra a la arena, a tomarse unas chelas y fumarse unos cogollos. Los gritos no nos dejaron dormir las primeras noches, luego ya las hicimos parte de la fauna y fueron imperceptible por nuestros oidos.
Sin duda el que mejor la pasó fue Carlitos, quien se bañó y jugó con arena como chancho en barro. Adoraba las olas, se sentaba en la orilla a esperar que llegara el aguita. Lo malo es que se llenó de grantios y la dermatóloga que tuvimos que ir a ver de urgencia a Viña nos dijo que era piel seca que con el sol se había resecado más. Eso no fue impedimento para que Cotino disfrutara de los encantos marinos.
El Cristian cumplió su deseo de ir a pescar, aunque el pasatiempo no duró más de media hora, ya que al cabo de ese rato y al no sacar nada, agarró su caña y nos fuimos pal hotel.
Lo peor de todo fue tener que volver a la dura realidad de nuestro Quilpué querido. Aunque cuando estábamos en casa, volvimos a ser felices: nuestra camita y nuestros ruidos eran los de siempre.

Lilypie 2nd Birthday Ticker