Hoy me desperté como distinta. Ni fanática ni sin opinión, el triunfo de Bachelet me gustó bastante y no sólo porque será la primera mujer que llevará el país durante los próximos cuatro años. Me gustó porque los chilenos pasamos por alto que Bachelet no es Mario ni Hugo, ni Carlos o Cristian, sino que es Michelle.
No tengo idea porqué me dieron ganas de celebrar con champaña, sentía que merecía abrirse y brindar porque todo salga bien, bueno, no es nada del otro mundo la noticia, pero estaba contenta.
En todo caso, también me pareció loable que muchas personas con ideologías más de derecha se hayan decidido a votar por la Bachelet, movidos tal vez por un afán de sentirse más modernos por el hecho de elegir a una mujer como presidenta o bien motivados por apoyar el sexo femenino, como fue el caso de mi Nana Betty, alias mi abuela.
Para mi, mujer u hombre me da igual, o sea, contenta igual porque es mujer, aunque espero que esa condición no haga diferencias en su labor presidencial. De eso se trata ¿o no?